30 de abril de 2013

Travesía Grazalema-Villaluenga-Ubrique

El numeroso grupo atravesando los Llanos del Republicano,
en el término de Villaluenga del Rosario.

Texto y fotografías por Antonio Morales Benítez

Nueva fiesta senderista en la Sierra de Cádiz. Una vez más gracias a una convocatoria solidaria promovida por el Club Tritón y coordinada por el rutero ubriqueño Juan Carlos Huércano. El reto que se proponía a los más de ochenta senderistas participantes consistía en unir el puerto de Los Alamillos, en Grazalema, con Ubrique a través de los Llanos del Republicano, con parada obligada en Villaluenga del Rosario. Esta iniciativa, que indudablemente contribuye a unir a los habitantes de la comarca alrededor de un fin noble, no ha hecho sino confirmar el enorme tirón de este tipo de eventos como instrumento eficaz a la hora de popularizar la práctica del senderismo al mismo tiempo que se toma conciencia del enorme valor de nuestro entorno natural.

La jornada había comenzado con una salida fulgurante por la Cañada Real de las Diez Pilas hasta que el grupo se encontró ante el chaparro de las Ánimas, muy cerca del lugar donde el río Gaduares o Campobuche atraviesa la cañada. Pero había que seguir por el mismo carril hasta que se acaba el alcornocal para continuar en dirección al camino del arroyo de los Álamos, cuyo cauce seco hay que atravesar. Comenzaba aquí una de los tramos más interesantes, los Llanos del Republicano, un lugar encajonado entre montañas, casi secuestrado del mundo, y una zona de nadie entre las provincias  de Cádiz y Málaga, muy cerca de las lindes que separan los términos municipales de Villaluenga, Grazalema y Montejaque, y donde los ríos y arroyos serpentean entre la arcilla buscando desesperadamente una salida a un mar que no se adivina en el horizonte hasta que se pierden por un complejo de cavidades. La travesía por esta llanura entre sierras calizas, donde parece que el tiempo no corre, es grandiosa; a un lado las imponentes cumbres de la Sierra de Líbar y al otro, la del Endrinal con El Reloj en lo más alto, hasta que nuestros pasos nos llevan a Villaluenga, donde la organización tenía previsto un primer avituallamiento. Sólo unos minutos después los senderistas tuvieron que dejar paso a un rebaño de ovejas en plena plaza del pueblo. Era la primera ruta trashumante de la localidad con el fin de reivindicar el valor de la ganadería tradicional y la recuperación de las cañadas.

La travesía por La Manga nos devolvió el crudo invierno y un inesperado viento frío castigó a los participantes. Por eso resultaría impagable  el detalle de los organizadores de obsequiar a todos con un vinito a la salida de aquel valle rocoso.  Con ello se  pudo continuar hasta Ubrique por la Calera para recuperar una perspectiva de nuestro pueblo que muchos teníamos olvidada. En las Cuatro Esquinas estaba el final del trayecto pero aún quedaba un último regalo puesto que el trío ubriqueño "Valiente Mierda" recibió a todos con su música en directo. En resumidas cuentas, un día magnifico, de esos que crean afición al senderismo, impecablemente organizado por estos ruteros ubriqueños que continúan empeñados en convertir a los adictos al sofá en amantes de la naturaleza. Enhorabuena.