29 de diciembre de 2012

Un puente de rocas bajo el cielo: Simancón y Reloj


Texto y fotos por Antonio Morales Benítez

La Sierra del Endrinal se encuentra en una zona central del Parque de Grazalema. Un espacio abrupto y rocoso, claramente diferenciado de su entorno. La falta de vegetación de sus desnudas cumbres hacen ciertamente estos lugares inhóspitos. Destaca asimismo por la blancura de sus rocas porque estamos ante el dominio del paisaje de naturaleza kárstica por excelencia. Sus enormes bloques de piedra caliza hacen muy atractiva esta sierra desde el punto de vista geológico. Alberga también algunas de las cumbres más altas de la provincia de Cádiz y todo su conjunto está dominado por dos grandes moles, El Simancón y El Reloj, cuyas cotas superan los 1.500 metros. Ambos picos aparecen unidos por una arista de caliza, un verdadero puente rocoso, por el que se puede deambular cresteando una vez que se ha conseguido acceder por sus empinadas laderas. En estas laderas rocosas, con fuertes desniveles, hay que caminar con mucha precaución ya que nos encontramos con continuas grietas, cortados e incluso finas rocas formando cuchillos y en muchas ocasiones es necesario la utilización de las manos para mantener el equilibrio. Asimismo, en algunos de sus tramos finales tenemos que caminar por peñascales de rocas sueltas. Son los canchales, auténticos ríos de piedra que bajan de las sierras.  Pero todo tiene su recompensa porque desde estas alturas podemos disfrutar de vistas espectaculares. Una amplia panorámica que abarca media Andalucía. Reconocemos poblaciones y perfiles de las provincias de Cádiz, Málaga, Sevilla y Granada. Y aún más, desde Sierra Nevada, El Torrecilla (en la Sierra de las Nieves), los Llanos del Republicano y El Picacho hasta Gibraltar, El Estrecho y las costas de Marruecos.

Nuestra caminata trataba de unir Grazalema con Villaluenga del Rosario a través de esta enigmática Sierra del Endrinal. Comenzó en el camping de Grazalema para iniciar enseguida un fuerte ascenso, dejando en todo momento el Peñón Grande a nuestra derecha hasta llegar a los llanos del Endrinal, una meseta situada a unos 1.400 metros. Allí nos encontramos con un paisaje de repoblación de pinos donde vive la cabra montés. A partir de ese punto la ruta se torna más pedregosa y no encontraremos senderos señalizados por lo que los hitos de piedra será nuestra única orientación. Una vez en la base del Simancón hay que ascender por donde se pueda. Por eso lo más recomendable es atacarlo directamente. Una vez arriba, el fuerte viento y el frío no invitaba a quedarse mucho tiempo. La bajada por la primera de las laderas rocosas, sin duda la parte más complicada de toda la travesía, hay que hacerla con mucho ojo. Una segunda pendiente, desde El Reloj, todavía más pronunciada, nos llevó hasta la Charca Verde para dirigir a continuación nuestros pasos hacia los Navazos, que es la continuación natural del Endrinal. Tras dudar en algunas encrucijadas del camino, hay que acometer otra fuerte bajada en busca de una brecha con sierra del Caíllo, que nos llevaría finalmente al área recreativa de la Covezuela y desde allí hasta Villaluenga. Unas siete horas fueron necesarias para culminar esta travesía de fin de año. Que el 2013 nos traiga salud y nuevos horizontes a todos.





























































































1 comentario:

  1. Una ruta exigente, con ese terreno kárstico, y esos mares de rocas, pero la recompensa, bien merece la pena. Saludos

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