Segunda entrega de nuestra serie de ubriqueños por el mundo. En este caso, Juan Manuel Román nos relata una reciente ascensión al pico Torrecilla, punto culminante del parque natural de la Sierra de las Nieves, en la provincia de Málaga. Además de su crónica, gracias a Fran Román contamos con el track de la ruta, obtenido con el app Sports-Tracker, que ponemos a disposición de todos los interesados: Ascensión al Torrecilla.
Texto y fotografías por Juan Manuel Román García
El pasado sábado 9 de febrero de 2013, un grupo de ubriqueños nos hemos desplazado a la Sierra de las Nieves (Málaga), extensión de 20.163 hectáreas, que en 1995 fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO, ampliando el espacio a unas 96.000 hectáreas. El objetivo era coronar el Torrecilla, a 1.919 m de altitud, segunda cumbre de la provincia de Málaga.
El comienzo de la ruta se sitúa en el término municipal de Parauta, accediendo en coche por una pista que se desvía de la carretera de Ronda a San Pedro Alcántara. Una vez pasada el área recreativa, todo esto a pie, pues dejamos los vehículos en las estribaciones de estas moles de caliza y tras pasar una cadena que impedía el acceso a vehículos no autorizados, nos desviamos a la derecha y comenzamos una subida que ya dejaba entrever la espectacularidad de lo que se nos avecinaba: una extensa mancha de pinsapos con unos portes imponentes, que se entremezclaban con otros, más pequeños, de una reforestación evidente. También había gran cantidad de naturaleza muerta, producto de la política de este tipo de reservas, donde no se hacen sacas de madera, sino que estas especies por causa de su longevidad caen y sus restos quedan como parte del mantillo en el que se convierten estos ejemplares, para abono en descomposición y putrefacción, además de ejemplo de lo que un día fueron.
La subida y el frío se hacían intensos. Las largas lenguas de hielo que se han formado al abrigo de estas moles calizas hacen de ellas una belleza que supera nuestro relativo cansancio, producto de nuestra vida urbanita y sedentaria, pero que nos reconcilia con nuestra madre naturaleza, que nunca debimos abandonar y que algunos tratamos de reencontrarnos con ella, aunque casi todos nosotros, nunca la abandonamos del todo. Accedemos a una amplia pista forestal, donde se encuentran enclavadas las torres de comunicaciones, de televisión de la zona. Pasadas éstas, entramos en un camino cuajado de quejigos que se encuentran en estado de hibernación, y gran cantidad de azudes que controlan el agua del deshielo. A nuestra derecha las primeras cumbres que se divisan: la Peña de los Enamorados, 1.777 m, que parece una muela (eso es una versión libre, aunque no muy técnica, pero es que yo no soy técnico). Tras una pequeña bajada, nos encontramos con el Nevero de Yunquera a 1.295 m, completamente vacío, un claro ejemplo de que las condiciones climáticas, han cambiado a lo largo de la historia. Pasado un pequeño puerto, se puede divisar en toda su majestuosidad el Pico Torrecilla, de 1.919 m, el segundo techo de la provincia de Málaga, en lícita competencia con el pico de la Maroma, de 2066 m, datos que mi cliente y amigo, Juan José de Melilla, se encargó de aclararme en su última visita a casa.
Llegamos a las covachas que dan cobijo a la imagen de San Roque, patrón de Tolox, e inmediatamente después, llegamos al Pilar de Tolox, donde se encuentra una réplica de la patrona de Málaga, la Virgen de la Victoria, muy deteriorada por encontrarse al albur de los vientos que en este sitio soplan de lo lindo. El día nos ha dado un respiro y el sol se hace intenso, pero no tanto como para aligerarse de ropa. La fuente totalmente congelada y las incipientes estalagmitas son sólo una punzante y ligera escultura de hielo, que nos permite hacer mofa y risa con la levedad de su puntiaguda forma. Tras un ligerísimo tentempié, nos dispusimos a acometer los 250 m de subida que nos separan de la cumbre, duros, pero a la vez ilusionantes, dado que es para algunos una de las cumbres que hemos ido culminando: el Torreón (1.654 m), El Reloj (1.535 m) , El Simancón (1.561 m) y por último El Veleta (3.395 m).
Regreso al Pilar de Tolox, donde comimos esta vez más fuertemente y donde, tras un kilómetro de marcha, nos percatamos que nuestra mascota Bahía, no venía, momento de gran sufrimiento. Dado que las fuerzas, no eran las mismas y ella siempre va de arriba a abajo, buscando su “mentor”, decidimos volver. Desde aquí quiero agradecer al grupo su solidaridad, pero en especial a Irene González y Paco Varela, que me acompañaron. Efectivamente estaba allí, justo en el sitio donde habíamos comido, pero dada su inquietud, no dejaba de moverse entre otros grupos que subían y bajaban y además le dieron algo de alimento. Lo cierto es que creí que nos había pasado y cuando la llamé no venía y la verdad pasé, personalmente un mal rato, superado cuando desde lejos la vi, le silbé e inmediatamente acudió. No se pueden hacer idea, de lo que fue este encuentro: el animal, pese a su cansancio, bisbiseó y tras las carantoñas mutuas, volvió con nosotros y ya no se separó ni un momento de mí. Regreso al coche y tras unas cervecitas, a casa, a recuperarse del esfuerzo del día, pero compartido con una gran diversión y armonía.